Así deberían de llamarse las fiestas de la nueva Murcia, porque mientras se preparan barracas y cohetes, se desempolvan los trajes típicos y se compran las esparteñas de oferta en los centros comerciales, la huerta, que es la cuna de nuestro origen y el microclima que hace de este valle un lugar agradable, además de ser uno de los suelos más fértiles de España, navega hacia un futuro incierto en un mar de grúas y asfalto como consecuencia de un mal entendido desarrollo, de un crecimiento urbanístico a ritmo de intereses, del desprestigio de la agricultura y la incultura de la educación, de la especulación de la tierra y de la poca sensibilidad y admiración por nuestro paisaje.Pero aquellos que están provocando todo esto, o los que lo asumen sin más, se disfrazarán estos días con unos zaragüelles y se irán a comer unas morcillicas con unas habicas y unos tomaticos y hasta incluso algunos bailarán una jota o reinvindicarán el panocho, sintiéndose así más murcianos que nadie, para irse después de botellón por las calles de una ciudad devoradora que va dejando de ser singular para convertirse en una ciudad cualquiera. Eso sí, al día siguiente volverán a coger el hacha y en nombre del progreso y del desarrollo llenarse la faltriquera.José Antonio Moreno Micol
http://www.laverdad.es/murcia/prensa/20070414/cartas_murcia/entierro-huerta-bando_20070414.html
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