lunes, 10 de septiembre de 2007

Me asomé a Ricote

Hacía tiempo que quería asomarme al hermoso municipio del Valle de Ricote. Cuál fue mi sorpresa al toparme a la entrada con esos enormes muros que más que afear denigran el buen hacer del ser humano.¿Qué vergüenza! ¿Qué impotencia! ¿Qué tristeza! ¿Qué odio visceral hacia aquellos que han consentido las edificaciones que se están llevando a cabo!
Ninguna ciudad europea hubiese permitido tal monstruosidad, a lo sumo hubiese autorizado alguna casita, eso sí, guardando siempre la fisonomía del lugar pero aquí parece que nuestros gobernantes campan a sus anchas, ni plataforma, ni firmas, ni denuncias sirven para detener al poderoso hormigón.
¿Tanto trabajo cuesta mantener nuestras raíces, nuestro pasado, nuestro entorno?Estos mandatarios que se creen que el progreso y el futuro se encuentra en el alquitrán de carreteras y en la masificación de edificios.En vez de tumbarse a la bartola en sus vacaciones podrían dedicar algo de tiempo a pasearse por cualquier ciudad europea para aprender cómo el enfoque turístico pasa por conservar, mantener y fomentar su espacio histórico y natural.

Isabel Cánovas Barranco